LOS CINCO DE CUBA: LECCIÓN DE AMOR Y ENTEREZA
Por: Ileana González
Desde hace catorce años el sistema político y judicial de Estados Unidos tiene otro estigma en su historial.
El doce de septiembre de 1998, fueron arrestados en Miami Cinco cubanos que cumplían allí con la misión de alertar sobre planes de actos criminales por parte de grupos terroristas que operan impúnemente en el sur de la Florida.
El gobierno cubano llegó incluso a advertir al Buró Federal de Investigaciones acerca de esos movimientos, pero éste, en cambio, optó por la detención arbitraria de Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Fernando González, Antonio Guerrero y René González.
Contra ellos se armó una conjura alevosa. Miami, donde campea la mafia anticubana con su odio enfermizo, fue el escenario escogido para el proceso judicial. Y en ese ambiente tan hostil, los Cinco patriotas cubanos recibieron como castigo largas e injustas condenas de cárcel
UN CASO NO CERRADO.
Hacer imposible un juicio justo a los Cinco fue la orden dada. NO valió el testimonio de altos jefes militares que reconocieron que la seguridad de Estados Unidos nunca estuvo comprometida.
Se impidió el acceso a documentos probatorios de su inocencia, y mucho dinero de fondos federales sirvió para atizar desde la prensa, el ambiente hostil en la Florida. En cambio, es un caso silenciado en el resto del país.
Los Cinco jamás aceptaron la traición a sus principios. Llevan catorce años cautivos, pero se sustentan en sus inmensos valores morales, en su sensibilidad y ternura. Saben, en la distancia, que NO están solos.
Aunque se agote la vía judicial, el suyo NO será jamás un caso cerrado. Un torrente de millones de personas solidarias en el mundo tiene el compromiso de acabar con la infamia y hacer valer la justicia, para devolverles la libertad a Cinco hombres de corazón limpio.
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