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RETO A LA MUERTE PARA VER CRECER LA VIDA…

RETO A LA MUERTE PARA VER CRECER LA VIDA…

Por: IVÁN PAZ NOGUEIRA   Fotos: ORLANDO HERNÁNDEZ

La felicidad del hogar de John Luis Izquierdo Novoa, niño de 11 años, se vio frustrada en pocos días. La amenaza de un gran drama familiar comienza cuando el escolar empieza a sentirse mal y progresivamente se deteriora su salud con decaimiento, inapetencia,  rostro demacrado y  otros síntomas alarmantes.

La historia sucede en la ciudad de Ciego de Ávila, donde John recibe la atención primaria del policlínico del área sur de la ciudad, en la cual reside. El personal médico que lo atiende allí, de inmediato, aprecia la gravedad del caso y lo remite al Hospital Provincial Doctor Antonio Luaces Iraola.

El pequeño llega el lunes 6 de diciembre del 2010 a la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos (UCIP), con solo dos puntos de hemoglobina, como consecuencia de una Anemia Hemolítica Auto Inmune, enfermedad caracterizada por la destrucción y acortamiento de la vida media del eritrocito.

Es una dolencia poco frecuente en la edad pediátrica, con una mortalidad de un 30 a un 40 por ciento de casos, aún aplicando el tratamiento correcto.

Los padres, José Luis Izquierdo, trabajador de Lucha Anti Vectorial del policlínico Sur, y Mileidys Novoa, técnica de la Dirección Provincial de la Vivienda, solo tienen ese hijo y es de imaginar lo desgarrante que resultó verlo en semejante peligro.

El papá relata los momentos difíciles por los que atravesaron ellos y toda la familia:

—El niño llegó al hospital amarillo completo, con síntomas parecidos a una hepatitis, desmadejado, prácticamente muerto.

No hay palabras para decir el sentimiento que experimenta un padre,  el dolor por el peligro de la vida de un hijo eso no se compara con nada.

 Los días iban pasando  y no había esperanza de salvarse. Yo quería hacer cualquier cosa hasta con mi vida, porque yo no quería perder el único hijo que tenemos mi esposa y yo.

La atención médica fue magnífica desde el primer momento, no tenemos quejas de nadie, desde las doctoras Mairelis Benedico, quien lo vio en el policlínico Sur y  Mercedes Ferrer, que lo recibió en la UCIP, hasta las demás intensivistas, el hematólogo Osvaldo Núñez, las enfermeras, el personal del banco de sangre, de los laboratorios de estudios clínicos, microbiología, hematología, todos pusieron el corazón y  sus mayores esfuerzos para salvarlo.

El papá refiere también: —No nos pasó por la mente que tendríamos tanto apoyo de los vecinos, de muchas personas queriendo donar sangre.., gracias al trabajo coordinado y el pedacito que puso cada cual fue que mi hijo está con nosotros aquí, salvado de una grave dolencia, porque estuvo prácticamente muerto, no se contaba con él.

Los compañeros de John Luis, del aula de sexto grado C, en la escuela Alfredo Álvarez Mola, en la capital avileña, también están felices por ver a su amigo, ya recuperado:

Rachel de la Paz, una de sus alumnas dijo: —Me alegro mucho que esté recuperado para que siga aquí aprendiendo con nosotros; nos pusimos muy tristes al saber que él se puso tan mal.

Iván Jesús Paz, aseguró: —Nosotros sabíamos que iba a mejorar y a venir a jugar con nosotros y seguir estudiando para terminar el sexto grado.

Adriel Neira también quiso opinar: —Ya sabemos que nuestro amiguito está mejor y pronto se actualizará en las clases. Nuestros corazones estaban puestos en que él se mejorara.

Para salvar a John Luis, pediatras intensivistas, hematólogo, enfermeros, laboratoristas y otros profesionales competentes, no escatimaron esfuerzos ni recursos.

En la Sala de Terapia Intensiva Pediátrica, distinguida Colectivo Moral, se luchó ininterrumpidamente por la vida de John Luis Izquierdo Novoa. La especialista de primer grado en Pediatría, Mercedes Ferrer Machín, siente un inmenso respeto y devoción por su profesión, ejemplo de la medicina cubana, refiere cómo en este caso se pudo vencer la muerte:

No fui solo yo quien trató a John, nosotros somos un colectivo donde discutimos los casos y los vemos todos en conjunto.

Cuando el escolar ingresa en la sala yo estaba trabajando sola con un residente de la especialidad, porque en estos momentos tenemos déficit de médicos. El pequeño entró en muy mal estado, con dos gramos de hemoglobina, gran palidez, con taquicardia. Casi llegó a la hora de la entrega de la guardia, entonces nos quedamos trabajando con la doctora que entró hasta que lo estabilizamos. Sabíamos que tenía una anemia, que había una hemolisis importante, la causa se encontraría en estudios posteriores, pero había que evitar por todos los medios trasfundirlo, ya que esto empeoraría su  evolución médica.   

Siempre tuvimos la esperanza de que su organismo respondiera y eso nos hizo que el colectivo de médicos, enfermeras, el doctor Osvaldo Núñez, (hematólogo), que fue genial, la técnica de laboratorio Maria Eulalia, que trabajó sábado, domingo, a cualquier hora que se le llamaba; las compañeras del banco de sangre, todos ayudamos, agregó la también especialista de segundo grado en Terapia.

Fueron días muy difíciles, el paciente no tuvo una respuesta inmediata, hubo momentos de desaliento, solo por el organismo de él y todo el amor del colectivo que trabajó,  el niño respondió. Pero no nos esmeramos solo con él, nos esmeramos con todos, porque todos merecen vivir. 

El especialista en Hematología, doctor Osvaldo Núñez, refiere que la Anemia Hemolítica Autoinmune es una enfermedad poco común. En el mundo se registra un paciente por cada 100 mil habitantes y en  la provincia de Ciego de Ávila las estadísticas muestran de tres a cuatro casos de niños y adultos por año.

El proceso del niño avileño tuvo una connotación, refiere el doctor, pues en los primeros siete días de ingresado hizo una Hemolisis, es el fenómeno de la desintegración de los eritrocitos (glóbulos rojos o hematíes), severa, que lo conllevó a un estado crítico, prácticamente de shock.

Destaca que para recuperar la vida de John se utilizaron medicamentos extremadamente caros como el Intaglobin, la Pregnisolona y la Metil Pregnisolona, además de varias transfusiones y el efectivo apoyo intensivo.

Con orgullo el doctor Núñez manifiesta que ha sido espectacular la respuesta del niño avileño, quien ya tiene 15 gramos de hemoglobina y comienza a hacer una vida normal, con los cuidados higiénicos y afectivos de su familia.

El Estado Cubano no escatima recursos en la atención  médica, de ahí los bajos índices de mortalidad infantil, prescolar y escolar que anualmente reporta Cuba, reconocidos por los organismos internacionales de Salud.

Junto a esa voluntad política está el alto nivel científico del personal que labora en los servicios pediátricos, la entrega total de cada trabajador en el cumplimiento de su deber y su alto sentido humanitario.

La tierra no es capaz de dar suficientes flores para ofrecer a quienes ejercen su profesión con devoción, amor, ternura. Cómo se puede desafiar la muerte para ver crecer la vida: Esa es la obra grande y digna de la medicina en Cuba.

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